El lema «cambio de sistema, no cambio climático» nos invita a reflexionar sobre la necesidad de abordar la causa raíz de los problemas en lugar de enfocarnos únicamente en sus síntomas. Lo que estamos haciendo para afrontar el calentamiento global es como secar una habitación inundada sin cerrar la llave del agua que sigue fluyendo. Así pues, el lema nos recuerda la importancia de abordar las raíces del problema y promover cambios profundos en nuestro sistema económico para lograr una solución efectiva.
Un ejemplo claro de este enfoque erróneo es el Pacto Verde de la Unión Europea, que se centra en la descarbonización del sistema económico. Pero lo hace sin cerrar el grifo de las emisiones, ya que no aborda la verdadera causa del problema: el crecimiento económico. Pacto para el que —a pesar de su insuficiencia— se pide, ahora, una moratoria, así como «más crecimiento verde», que también significa más emisiones. Esta pausa tiene el apoyo de una presidenta de la Comisión Europea pendiente de su reelección. Se razona para ello que la UE ya hizo «más que todos los vecinos» y que ahora «necesita estabilidad».
Debido a este enfoque erróneo las recientes jornadas promovidas por el Parlamento Europeo para debatir sobre las alternativas al crecimiento económico y dejar de «aferrarse al PIB como principal brújula» —en las que han participado científicos, académicos, representantes de organizaciones sociales y funcionarios políticos (eurodiputados, comisarios europeos, etc.)— producirán el mismo efecto que las que se celebraron en 2018: ninguno.
Esto pasa porque se evita reconocer y decir que el cambio climático es solo una de las consecuencias visibles de un sistema económico inviable. Que es la fiebre que indica que algo no funciona correctamente en nuestro organismo. Y detrás de esta fiebre climática, encontramos la causa del calentamiento global que no se quieren abordar. El crecimiento económico.
La analogía de dejar de fumar es muy pertinente en este contexto. No podemos seguir fumando descontroladamente (emitiendo gases de efecto invernadero y consumiendo recursos sin límites) y esperar estar en forma. Debemos tomar medidas drásticas y valientes para revertir esta situación. Esto implica adoptar enfoques donde reducimos la producción y el consumo excesivo, e impulsamos una transformación integral de nuestra economía hacia la viabilidad ambiental.
La primera parte del lema: «cambio de sistema» nos insta a tomar medidas más profundas y estructurales. Medidas que sabemos que hay que adoptar, pero no son adoptadas. Por unos por miedo a pérdidas económicas, por otros por miedo a perder el poder o votos.
Es necesario por ello construir nuevos cimientos para nuestra sociedad, ya que los actuales se están desmoronando. Esto significa replantear nuestro modelo económico con medidas que vayan más allá de la transición energética que se ha diseñado: reemplazo de los combustibles fósiles por energías renovables y sustitución del viejo automóvil de gasolina por otro eléctrico. Un parche que solo sirve para cubrir una grieta con un parche.
En consonancia con las exigencias de la comunidad científica este cambio requiere un replanteamiento de nuestros valores y prioridades. Darnos cuenta de que nuestro estilo de vida consumista desenfrenado, basado en la obtención constante de bienes materiales, nos está conduciendo al colapso ecológico. Que acumular posesiones no nos da verdadera felicidad y que debemos priorizar el bienestar de las personas y del planeta sobre el afán de acumulación.
Para lograr el cambio de sistema, debemos trabajar juntos en todos los niveles. Como un equipo de rescate enfrentando un desafío común. Gobiernos, empresas, organizaciones y ciudadanos deben unir fuerzas, como los engranajes de un reloj que funcionan en armonía, para implementar soluciones concretas. Como un concierto sinfónico en el que cada instrumento contribuye con su melodía única, pero se fusiona con el conjunto para crear una hermosa armonía.
Es importante, también, reconocer que el cambio no será fácil. Que requerirá de la colaboración y participación de gobiernos, empresas, organizaciones y ciudadanos. Será necesario superar los intereses creados y encontrar soluciones colectivas para hacer frente a los desafíos sistémicos a los que nos enfrentamos. Significa cambiar nuestro enfoque y pasar de apagar incendios a prevenirlos.
En él cada uno de nosotros tiene un papel importante que desempeñar, adoptando hábitos sostenibles en nuestra vida cotidiana, presionando a los gobiernos y empresas para que tomen medidas responsables o participando en iniciativas comunitarias que impulsen el cambio.
El lema cambio de sistema, no cambio climático, es una visión inspiradora que nos insta a comprometernos con un cambio profundo para poder construir un futuro en el que la sostenibilidad y el bienestar sean los pilares fundamentales de nuestras sociedades. Es hora de actuar, unidos y decididos, para instaurar un legado positivo para las generaciones futuras. Es hora de abrir las ventanas para permitir que entre aire fresco y renovador.
Francisco Soler
Coportavoz
Cambia-Partido del Clima