Justicia climática: el impacto desigual del cambio climático entre generaciones

A medida que pasa el tiempo, el impacto del calentamiento global va a variar significativamente entre generaciones. Como resultado, el impacto entre las diferentes generaciones será muy desigual.

Las personas nacidas a mitad del siglo pasado sufrirán un impacto apenas perceptible para ellas. Pero las nacidas el año 2000 o después serán testigos de temperaturas más altas, sequías, incendios forestales y otros fenómenos climáticos extremos que irán aumentado en frecuencia e intensidad. Y sufrirán los efectos más adversos en el último tramo de su vida, a partir de los 70 años de edad, cuando su salud y sus cuerpos sean más frágiles.

Es fundamental, por tanto, entender que el mundo en el que vivimos hoy es muy diferente al de hace décadas atrás. Que las generaciones más jóvenes sufrirán y serán los testigos directos de los impactos del cambio climático en su día a día. Consecuencias que deberán afrontar durante gran parte de sus vidas. Serán testigos de fenómenos climáticos extremos que han aumentado en frecuencia e intensidad en las últimas décadas. Se enfrentan, por tanto, a un futuro cada vez más incierto. 

Esta realidad tiene importantes implicaciones en términos de motivación para abordar el cambio climático. Por ello, las personas más jóvenes son más propensas tomar las medidas concretas que sean necesarias para mitigar sus efectos, ya que su perspectiva económica y social es muy diferente a las de sus padres y abuelos. Y su proyecto de vida está amenazado.

La inacción climática muestra que los intereses de los líderes políticos y económicos no están alineados con los de las personas jóvenes. Refleja la divergencia de intereses de éstos (poder y dinero) con los de las generaciones más jóvenes (planeta habitable), cuyo bienestar está en riesgo.

Infografía creada por el IPCC para visibilizar la justicia intergeneracional

Esta inacción climática no es neutra. La consecuencia es: el aumento de las migraciones y el consecuente crecimiento electoral de la extrema derecha; sequías cada vez más continuas, intensas y prolongadas, que con la consiguiente disminución del rendimiento o desaparición de los cultivos; encarecimiento de los productos y paralelo incremento de las dificultades vitales para la mayoría de la sociedad, en especial los grupos de población más débiles; más calor, que repercutirá en la pérdida de empleo en sectores que trabajan al aire libre (la construcción o la agricultura) o dependen de medio ambiente, como el turismo; crisis económica general.

Abordar la injusticia generacional requiere, por tanto, la adoptar medidas adicionales a las que se están tomando hoy. Medidas que cierren la brecha entre los compromisos gubernamentales y las necesidades expuestas por los científicos y científicas. Éstas se pueden reducir en una y principal: descenso del consumo neto de energía y materiales hasta el nivel que resulte compatible con la reducción de emisiones que la ciencia nos dice que hay que hacer, la cual marcará las restantes medidas a tomar.

De la misma manera que la generación de la Transición fue consciente que el aparato franquista no iba a regalarles la democracia, las personas jóvenes, hoy, deben saber que los actuales líderes económicos y políticos no van a regalarles la justicia climática. Y, por tanto, deben movilizarse en la vida social y política y liderar la acción climática tanto en las calles como en las instituciones. Y aunque no están solos en esta empresa, es una pesada carga que la actual dirigencia ha trasladado a sus espaldas para no perder dinero, poder o votos.

La justicia generacional es un problema político y social. También ético. Pero sobre todo es una cuestión que debemos abordar de manera urgente y colectiva. De lo contrario, la inacción frente al cambio climático, además de generarnos hoy los problemas que ya estamos viendo, tendrá consecuencias desastrosas para las personas jóvenes, quienes merecen vivir en un planeta habitable sin que se antepongan los beneficios económicos o políticos de corto plazo. Personas jóvenes que no son los números abstractos de una encuesta, sino nuestros hijos y nuestros nietos.

Francisco Soler

Co-Portavoz

Cambia-Partido del Clima

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