Seguir creciendo económicamente sin causar más daño es imposible
En la apertura de la Cumbre del Clima en El Cairo (COP 27) abundan los llamamientos desesperados. Tanto del Secretario General de la ONU, como de Al Gore y otros líderes políticos. Todos coinciden: ahora o nunca. O la continuidad que nos conduce al «infierno climático» o un cambio que nos permita la supervivencia como civilización. El tiempo se ha agotado. Y por eso el eje sobre el que se debe desarrollar la acción política es cambio vs continuidad. Civilización vs caos. Pero, paradojas, Coca-Cola es uno de los grandes patrocinadores de la cumbre.
Pero no me voy a repetir refrendando —con otras palabras— los comentarios, frases y eslóganes que aparecen estos días en los medios de comunicación. Es el tiempo de pasar de las palabras a los hechos. Por ello proponemos actuar inmediata y simultáneamente en dos direcciones:
Primero: que se graven los beneficios de las empresas petroleras (no solo los extraordinarios) como están pidiendo la ONU, los científicos y los movimientos por el clima y esos impuestos se dediquen a afrontar el calentamiento global.
Segundo: España (así como el resto de los estados) se ha de dotar de instrumentos jurídicos que vinculen la actuación política de cada Estado con los objetivos del Acuerdo de París. Por ejemplo, la incorporación a las respectivas constituciones de los objetivos adoptados en París en 2015.
En España esta segunda vía la tenemos fácil. El procedimiento que seguir para la inclusión de esos acuerdos en la Constitución y adquieran de la fuerza vinculante que ahora carecen sería el mismo que permitió la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución. Por lo tanto no sería complicado. Y la reforma podría ser si hay la voluntad política para llevarla a cabo, exprés, como la anterior.
Con el primero de estos acuerdos, comenzaríamos a poner coto a las emisiones desde ya. Con el segundo, se manifestaría la voluntad política real de los partidos políticos y poderes económicos de hacer los cambios que están demandando los científicos. Pero ¿existe en el Congreso de los Diputados la voluntad política para que se puedan llegar a alcanzar estos acuerdos políticos fundamentales? En la calle sí existe. ¿Lo harán, cueste lo que cueste y les cueste lo que les cueste, como se hizo para reformar el artículo 135 de la Constitución?
Tanto el IPCC como por la Agencia Europea de Medio Ambiente y la revista Nature lo han dicho de distintas maneras: los estudios evidencian que la única «solución» tanto para la transición energética como para la emergencia climática pasa por asumir que seguir creciendo económicamente sin causar más daño es imposible y, en consecuencia, hay que planificar una estabilización y/o un decrecimiento de la esfera material. Repartir para vivir bien, pero dentro de los límites. Desde todas las instancias, sin embargo, se sigue hablando de «desarrollo sostenible» -eufemismo de crecimiento económico- y de transición energética -otro eufemismo, de sustitución energética sin renunciar al crecimiento-, eso sí, justa -tercer eufemismo, en este caso, de todo seguirá igual-. Farsa total. Pantomima en griego.
Así pues, los líderes políticos presentes en el Parlamento, que ya han demostrado que están repletos de «buenas intenciones sobre el papel y escasas acciones», tienen, ahora, la oportunidad de demostrar que están a la altura que exige la peligrosa deriva climática en la que nos encontramos. ¿Se atreverán con el Acuerdo Climático que necesitamos y que reiteradamente vienen defendiendo científicos, instancias e instituciones nacionales e internacionales? No en vano, desde este verano, incluso antes, se habla y se reitera la necesidad de un pacto de rentas, de unos Nuevos Acuerdos de la Moncloa. Pero más vital que éste es un acuerdo climático alcanzado en el Congreso. Así pues, las opciones ante el calentamiento global son cambio vs continuidad, la oportunidad la pintan calva, como se suele decir, para demostrarle a la ciudadanía que las palabras no están huecas ni son humo.
Desde cambia-Partido del Clima decimos que sí, que si nos atrevemos, y lanzamos el guante al resto de fuerzas políticas para trabajar en pos del acuerdo climático que están reclamando los científicos. Propongan día, hora y lugar donde empezar a trabajar para evitar el «infierno climático» anunciado, que allí estaremos.
Francisco Soler
Co-portavoz
Cambia-Partido del Clima