Día de la tierra: la sociedad ante la crisis climática

La crisis climática es una preocupación que afecta a todas las generaciones. Pero los jóvenes, en particular, ellos son muy conscientes de la urgencia de la situación y de la necesidad de tomar medidas decisivas para evitar un desastre irreversible. Por eso, ante la pasividad de los líderes políticos y económicos, para exigir la acción climática que están pidiendo los científicos, muchos de ellos se han unido a movimientos como Fridays for Future o Futuro Vegetal.

Hoy se celebra el Día Mundial de la Madre Tierra y la situación del calentamiento global es cada vez más alarmante. Los líderes políticos y económicos continúan instalados en la pasividad climática. Esto nos lleva a que en España ya hayamos alcanzado el incremento crítico de temperatura de 1,5ºC. La tragedia que esto representa para España queda representada en la fotografía que acompaña este texto. Y es que mientras haya quienes ganen millones con los problema ambientales, el problema seguirá sin resolverse. Un ejemplo es la ampliación de cultivos que quiere impulsar la Junta de Andalucía en plena sequía en el Parque Nacional de Doña.

Si queremos evitar que «la inseguridad alimentaria por pérdida de cultivos y agua potable», la inhabitabilidad de nuestras casas llegue, ya no es suficiente con pequeñas medidas individuales, como reducir el uso del plástico o el consumo de carne. Es necesario, además, un cambio drástico en los modelos de producción y consumo, así como en los sistemas de transporte y energía, que nos permita reducir de forma significativa nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.

Según los expertos, las medidas que se tienen adoptar deben ser radicales. Y se concretan en reducir el crecimiento económico y la producción para garantizar la viabilidad de nuestra sociedad. Este es el marco a partir del cual se pueden empezar a planificar las medidas concretas de éxito. Pero esta reducción no solo implica reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Va mucho más allá. Los líderes políticos y económicos, sin embargo, continúan instalados en la pasividad climática, unos porque tendrían que explicar a la ciudadanía lo desesperada que es la situación y por que no han hecho nada, otros porque no quieren dejar de ganar dinero.

Tenemos que reflexionar sobre nuestra forma de producción y de vida, abandonando la idea de que el crecimiento económico es la clave para el progreso humano. En su lugar, debemos buscar nuevas formas de satisfacer nuestras necesidades sin agotar los recursos del planeta. Para ello, necesitamos repensar la forma en que producimos y consumimos, fomentar la economía local y circular, y promover la cooperación y el bienestar común.

Ante el calentamiento global, es importante escuchar la perspectiva de los jóvenes, ya que ellos serán los más afectados por las decisiones que tomemos hoy. Se trata en última instancia, de no comprometer su derecho y el de las generaciones futuras a tener un planeta habitable.

La renuncia al crecimiento económico es una alternativa viable y necesaria para hacer frente a la crisis climática que enfrentamos. Es una solución radical, ¿pero acaso no es eso la que necesitamos para evitar una catástrofe climática?

Nosotros estamos aquí. Preparados para hacer la política que exige el momento. Sin artificios. ¿Están los demás?

Juntos somos capaces de todo.

Francisco Soler

Co-Portavoz

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